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Duele separarse, poco a poco, de los sanos a quienes seguiremos unidos, hasta la muerte / separadamente unidos: Algunas impresiones sobre La Chica María de Alexis Baros.

 

Por Daniel Rojas Pachas

 

 

La relación entre poesía y medicina tiene larga data y está en extenso documentada, pensemos por ejemplo en la vinculación  primigenia que los clásicos dieron a los versos como prolongación del arte de curar. No por nada para los griegos es Apolo el dios patrón de ambas disciplinas, la del médico y el poeta.

 

Durante el renacimiento se difundieron tratados en verso sobre venenos, atribuidas al médico y poeta jónico Nicandor (el De Herbis de Aemilius Macer) así como los textos de Quinto Sereno relativos a enfermedades comunes.

 

Los egipcios por su parte guardaron en la inmensidad de su cultura cantos a la manera de mantras y conjuros para enfrentar enfermedades femeninas, de ahí quizá nos  llega la noción estándar del chamán, el curandero y pitoniso que a momentos se confunde con el tono mesiánico y profético que un enfebrecido Rimbaud declara a su amigo Georges Izambard, como el prototipo de la sensibilidad que todo escritor de versos debe tener:

 

“Digo que hay que ser vidente, hacerse vidente. El poeta se hace vidente por un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos. Todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura; busca por sí mismo, agota en sí todos los venenos, para no quedarse sino con sus quintaesencias. Inefable tortura en la que necesita de toda la fe, de toda la fuerza sobrehumana, por la que se convierte entre todos en el enfermo grave, el gran criminal, el gran maldito, — ¡y el supremo Sabio! — ¡Porque alcanza lo desconocido!"

 

Sin embargo, La Chica María de Alexis Baros es mucho más que esta breve síntesis que he expuesto, pues Alexis no se queda en la facilidad del canto y tampoco se deja consumir por un tipo de discurso que le resulta familiar debido a su profesión en el mundo de la medicina.

 

El autor nos demuestra en este poemario que bien puede dialogar con todas estas tradiciones por las cuales de manera inconsciente navegamos y que no se pueden ignorar en su libro ya que este aborda una disección, pero ahí está lo especial de La Chica María ya que esta juega con un lenguaje híbrido que da movimiento a un habla técnica destinada al mundo de la medicina y la usa para dar cuerpo, tripas y en general materia y carne a nociones abstractas como el amor, la belleza o el deseo.

 

De manera que la autopsia es doble para el lector, pues nos introduce a un organismo para entender su comportamiento somático ante los estímulos que el sujeto enfrenta, pero la mirada microscópica también penetra el tejido social y nos presenta una historia que se vive en las micros, los liceos y las calles de nuestro país como un gran cuerpo, muchas veces enfermo.

 

“El Amor es como la digestión de las comidas

placentero al tenerlo en la boca

al tragarlo,

sentir el bolo digestivo por el esófago

que acaba al sentarse en el baño

eliminando todo lo que no sirve como excremento

compuesto por millones de bacterias muertas

millones y millones de bacterias

como millones de estrellas intergalácticas

también muertas

muertas, muertas,

necróticas, apoptóticas”.

 

No quiero finalizar esta mirada al libro sin puntualizar dos cosas más, primero la mutabilidad del poemario, ya que este también realiza el movimiento inverso a lo que recién enuncié y nos moviliza de la cientificidad a la belleza cotidiana, mesurando el ritmo para transportarnos como dice el poeta Francisco Ide:  "cada poema está  repleto de palabras hermosas y extrañas, como insectos o frutas caribeñas. En mi lectura Iba del libro a google todo el tiempo: ¿qué es exactamente la cadaverina? ¿qué significa apoptótico? ¿cómo es una mirada midriática? O me quedaba pegado en el goce de pronunciar palabras conocidas pero que no utilizamos lo suficiente: dermis,  glotis, bisturí. Esto fue lo primero que me llamó la atención del libro"

 

Por último, no titubeo al escribir esto y afirmar que Alexis consigue con su obra transportarnos a otro terreno de la relación entre poesía y medicina, la cual considero emparentada con el autor alemán Gottfried Benn, que en 1912 publicó su pequeño libro Morgue y otros poemas. Texto que tuve el placer de traducir y cuyo aporte fue romper con los esquemas del romanticismo que le precede exponiendo con crudeza y escatología el mundo en los pabellones de enfermos de cáncer, la autopsia de una prostituta o la escena de un crimen atroz donde una familia de ratas descansan sobre el cuerpo del occiso. La Chica María comparte ese espíritu de riesgo, de modo que para Cinosargo, la editorial que dirijo, la publicación de este libro de Alexis Baros es un lujo así como el poder generar este diálogo con ustedes, que ahora tienen la oportunidad de tener el libro en sus manos y a la vez compartir con el autor y escucharlo de primera mano.

 

Espero que disfruten el poemario tanto como yo lo hice al leerlo por primera vez y en las numerosas ocasiones en que volví a enfrentar gracias al libro, la disección del código indescifrable de la ciencia del cuerpo humano, como un Dios de la morgue.

 

 

León - Guanajuato / México 2016

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