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           Franco Osorio, poeta de la ciudad de Lima, en su libro Exilium (2016) describe un paisaje sideral y líquido que no imita a las figuras de la “literatura”, sino que se lanza al fluir del río de pensamientos y conversaciones del castellano, río de muchos afluentes. Es un libro lleno de pensamientos que surgen de su mente y de su corazón, idea y sensualidad, palabra y silencio que con firmeza marcan las huellas de un ser que se autoexilia.

            El libro principia con la sección “Autopsia” su encuentro con las fuerzas de la muerte y la sexualidad. El tsunami, el tornado, las olas y el firmamento se repliegan y despliegan en una sensación de suave marea. Continúa con “Exilio” su arrojo al vuelo y a los vientos que sacuden la mente y el espíritu. Se propone las grandes dimensiones de la oscuridad interestelar y la exploración del universo. Se orienta con las nubes en lo que son “esbozos de distancia”, entonces suenan otras voces en su poesía y escuchamos que inicia un diálogo, es el diálogo que hallan los que salen de este mundo para recorrer los caminos interiores. En su poesía brilla la hermosa luz de los encuentros y las chispas que iluminan las habitaciones espirituales por la ciudad, en un vagón de tren que pasa por los trozos y cáscaras de los países del mundo. El mundo de las experiencias de esta sección provoca la sensación de témpanos a la deriva de un mar.

              El libro continúa con la tercera sección “Nirvana”, el regreso del poeta en busca del “árbol universal”. Son poemas con temple que muestran la búsqueda de la flor entre los huesos y la semilla entre los desechos tóxicos de palabras. El libro termina con la sección “Gaia” que es un viaje de conciencia en el tiempo, quizá el atisbo del viaje a la velocidad de la luz, que nos lleva hasta el momento del nacimiento de una estrella. En la idea de “estrella” está la flor mental de la creación. “Gaia” es la realización épica del poeta al rastrear “el nudo madre de toda la existencia”, la “fiebre de los átomos” y el germinar de la transparente humanidad cuando no hay fronteras entre su corazón y el universo. Franco vio aquella constelación ancestral que se extiende sin límites hacia el pasado y hacia el futuro.

 

 

Yaxkin Melchy Ramos

14 de mayo del 2016

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