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Selección de poemas de

                                              Iris Kiya

 

 

         

        

 

Lucha libre en tiempo de zapatistas

 

Conocí al subcomandante insurgente Marcos hará quince años, pulcramente vestido, con el pasamontañas limpio y la pipa rellena de tabaco. Sabía que su amigo de farras, Pepe Carvalho, quería ocupar su lugar. Pepe, como todo buen español que vive en México y más aún en las frías montañas del Suroeste Mexicano, jamás abandonaba su ametralladora MAG de 7.62mm. El hipócrita andaluz, tramó un plan para desplazar al subcomandante insurgente Marcos. Pepe Carvalho sabía de la afición del subcomandante insurgente Marcos por la lucha libre, tal es así que, inventó toda una historia que plantó en la radio, televisión y afiches a dos colores, que el campeón de peso pluma, más conocido como El Galeano, llegaría a las vastas tierras de la región montañosa de Chiapas. Está sobreentendido que el subcomandante insurgente Marcos no podía con tanta felicidad, así que mandó llamar a todos los campesinos del EZLN que se alzaban contra el gobierno y les dijo que construyeran un pequeño anfiteatro, los campesinos que eran cien por ciento devotos a todo lo que decía el subcomandante insurgente Marcos, alzaron un pequeño anfiteatro, decorado con finas representaciones Aztecas y Mayas. Pepe Carvalho anunció el día de la llegada de El Galeano. El subcomandante insurgente Marcos estaba más que nervioso, estaba frenético, excitado, delirante. Cayó en cuenta que no había estado así desde que el Señor Emiliano Zapata (La Virgencita lo tenga en su gloria) se le apareció el 1ro de enero de 1994 y le dijo: “Tú, Rafael Sebastián Guillén Vicente, ahora serás conocido como el subcomandante insurgente Marcos, te ordeno que lances una ofensiva militar y que tomes las siete cabezas municipales del estado sureño de Chiapas. Escucha bien, este será tu lema: yo, el subcomandante insurgente Marcos, demando democracia, libertad, tierra, pan y justicia para los indígenas”. En ese entonces, el subcomandante insurgente Marcos tenía 34 años, casi casi la edad de Jesucristo, pero como era mexicano y había estudiado en el colegio Félix de Jesús Rougier, dirigido por Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad, y además se había graduado con honores de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, el Señor Emiliano Zapata, se dio cuenta que ni el currículo de Jesucristo había sido tan florido, así que le perdonó un año y lo escogió como su portavoz. Pero, no nos adelantemos a los hechos. Había llegado el gran día, Pepe Carvalho tenía todas las de ganar, se decía así mismo: “Subcomandante insurgente Galeano, por supuesto que suena bien, es un nombre fresco, alegre, nuevo”. Repetía la misma frase una y otra vez, mientras limpiaba su ametralladora MAG de 7.62mm. Los tres meses que pasó fuera de aquellas estepas montañosas que se mezclaban en un punto incierto con la selva verde y carroñera, le sirvieron a Pepe Carvalho para hacerse un par de retoques en el rostro y cuerpo, –la verdad es que, los cirujanos brasileros son altamente recomendables– afirmaba quedito, mientras que veía su nuevo rostro en el espejo. Después de peinar 707 veces su cabello castaño oscuro, frunció el ceño y se dio cuenta que había despilfarrado 3.000$. Pero coño –gritó– si el subcomandante insurgente, sea quien putas sea, debe pasar toda su vida con un maldito pasamontañas.

 

No quiso pensar en el tema y se enfrasco en el personaje de El Galeano, otro pelotudo que lleva máscara –balbuceó– pero por lo menos éste, sí necesita estar cubierto. Llegó el gran día, los campesinos dejaron todo y se fueron a ver el espectáculo, estaban nerviosos, frenéticos, excitados. El subcomandante insurgente Marcos también estaba con el Jesucristo en la boca.

 

Esta noche ¡Señoras y Señores! En la esquina de los técnicos tenemos al dos veces ganador Ellll Galeanoooo, y en la esquina de los rudos, originario de Tampico, Carlitossss ´El Brujo´ Salinaaaassss. Comienza la pelea.

 

El Galeano lanza una patada voladora a su oponente, quien se retuerce de dolor. El Galeano inmoviliza a su rival contra el suelo, abre los dedos en forma de V y le propina un, dos, tres piquetes en los ojos. El público compungido grita: ¡Ouchhh! ¡Tramposo! ¡Cabrón! El Brujo huye de la golpiza, se para y corre hacia las cuerdas. El Galeano lo persigue, mientras El Brujo salta sobre la segunda cuerda del ring, El Galeano le propina un golpe en la cabeza, El Brujo cae, pero se levanta rápidamente. El Galeano no lo deja respirar, alza los brazos y se dirige frenético mientras hace un candado con el torso y la cabeza de El Brujo. El Brujo inmoviliza al Galeano, pero éste recurre a un golpe bajo. El Brujo alza las manos, el público grita con algarabía ¡Brujo! ¡Brujo! ¡Brujo! El Galeano alza las manos, pero la gente lo abuchea y le tira botellas de Citrus Punch. El Brujo corre de izquierda a derecha y sorprende al Galeano con un golpe en la espalda. El Galeano se levanta y El Brujo aprovecha el desequilibrio de El Galeano y termina ejecutando una llave con gran maestría, El Galeano cae sobre el ring boca abajo, inmediatamente el réferi cuenta 1, 2, 3, 4… el público se levanta y grita …5, 6, 7, 8, 9, 10. El réferi se levanta junto con El Brujo y lo declara ganador. El público silva, aplaude y grita al unísono: “¡Brujo, Brujo, Brujo, Brujo, Brujo!”.

 

Dos días después el subcomandante insurgente Marcos en rueda de prensa pronunció las siguientes palabras: “Es necesario que uno de nosotros muera para que El Galeano viva. Y para que esa impertinente que es la muerte quede satisfecha, en lugar de subcomandante insurgente Marcos, ponemos otro nombre para que él viva y la muerte se lleve no una vida, sino un nombre solamente, unas letras vaciadas de todo sentido, sin historia propia, sin vida, sin máscara”. La gente aplaudía vigorosamente, mientras el ex – subcomandante insurgente Marcos apretaba su pipa entre los dientes, pipa que le había regalado su hermana, y que en la parte baja de la boquilla tenía una inscripción que decía: “con cariño para el brujo zapatista, Mercedes”.

 

 

 

 

Iris Kiya (Sebastián Melmoth) 1990, La Paz, Bolivia. Ha estudiado literatura en la Universidad Mayor de San Andrés. Ha publicado los poemarios Manicom(n)io fra(g)tal, colección postmortem (2010), 24 cortos y un prólogo en braille para Gelinau Laibach (2013), además de estar antologada en el libro Tea Party III (2014). Actualmente es parte del colectivo editorial Género Aburrido y coeditora de la editorial chileno-boliviana Maki_naria Editores

 

 

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