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Selección de poemas de

                                              Gabriela Vargas Aguirre

 

         

        

 

Contemplación

 

A mi madre, mi primer ejemplo suicida

 

Siempre estabas mirando por esta ventana

el edificio naranja en la mañana

que se desarma en distintos tonos naranjas cuando el sol golpea

Siempre, de afuera se acercaba remando un ruido

que burlaba las espirales del incienso

(a veces jazmin, a veces mirra, a veces rosa)

que invadía tu cuerpo de nave

que se parqueaba siguiendo otros itinerarios

con otras familias

en una quinta luna

celeste luna

en tu dialecto la llaman: CHANDRA

mientras con mis pies chuecos intentaba colarme en tu viaje.

 

Siempre estabas mirando por esa ventana,

Precisamente aquella ventana

con toda la cabeza envuelta en chales

para amarrarte de alas al nido,

“Es para no dejar que se salga el cosmos”, me decías

encaramada en la persecución de una excusa para matarte(me)

para pensar, indagar, creer y aferrarte

a un mantra que está detrás del vapor de una nube

en el altar de dios con cabeza de elefante

lejos, donde las estrellas se vuelven azules

se enfrían

titilan y mueren.

 

***

 

 

Cualquiera que nos hubiera visto

desde fuera habría creído que éramos felices

 

 

***

 

Anochece y sigues pegada a la misma ventana

y a veces está cerrada

y a veces su reflejo te aclara y me deja verte más adentro

y te miro por encima

y te ves más distante que otro planeta

y te miras en el espejo

y la cara te cambia

como si te hubieran apretado lo que te quedaba de alma

en otro pedacito de espacio en el que te deformas

y se te caen las manos

y la boca

en la contemplación de tu ser de agua

que busca fundirse con dioses vestidos de seda

( a veces índigo, a veces celestes, a veces azules)

de múltiples manos

y uñas pintadas

(a veces rosas, a veces rojas, a veces dedos en llamas)

que entonan flautas y danzan al ritmo de tambores

y entonces mi corazón se apaga

porque no contemplas tu sangre

derramada en piso,

y mis manos te buscan y solo siento

el sonido primordial que eres y somos:

la nada y el blanco.

 

***

 

He querido saltar por esa ventana

todas tus ausencias

todas las veces.

 

 

 

 

Anotación N° 7 sobre la poesía.

 

Pensábamos, entonces, en el cincel, en la obra, en la mano,

en el pedrerío que será el patio luego de dejar un testamento sobre la casa,

versos que leerán los hombres que se llamarán como nosotros

pero más ligeros y verticales

etéreos, transparentes,

desplazándose sobre los sonidos universales:

CERCANOS A DIOS

 

Pensábamos en la consecuencia de renunciar al nombre,

en ser más que una caravana de letras queriendo imponerse entrecomillas

 

[la creación NO PUEDE

contenerse en un paréntesis…

                                                                   

Cuando ya no pudimos llamarnos, nos respiramos, quebramos la palabra

que fue y será todas las formas

nos fuimos desnudando con la nostalgia de saber que desde hoy

seríamos la encomienda

llevaríamos la enfermedad como un juramento

de todas las sangres hirviendo

 

 

AHORA SOMOS, AHORA REALMENTE PODEMOS ESCRIBIR EL UNIVERSO

 

 

 

 

 

Rito de paso

 

A Reinaldo Arenas

 

 

El Hombre se inicia en un poema cuando por primera vez escribe sobre un árbol, un

arbusto se nos arrima, de algún lado nos llega una hoja:

un papalote extraviado que espera atarse nuestros dedos,

una línea que siempre serán más líneas para hacerte un cuento que hablara de nosotros confabulando.

 

El hombre se inicia en un poema cuando está por encima de los sueños de los niños de ojos colorados, de hambre de manos y de uñas que ahora marcan una plegaria en los troncos que luego será el fuego que aún no conocemos.

 

El hombre se inicia en un poema cuando se ensucia las manos, se astilla y sangra. En ese pequeño punto, ese encuentro con la ruptura que es conversa, que es confusa que es el inicio de los que no pueden ver ni tocar una burbuja que es una canción que escapó de mi para robarte:

 

Para soñar con ser esos niños que atrapan el mundo y se lo guardan todo en el pecho

 

Para dejar crecer más allá del cielo las flores

 

Para permanecer de pie contra todas las fauces

 

El hombre se inicia en un poema cuando se sienta sobre el mar y lo reescribe.

 

 

 

 

 

Plana

 

 

Los poetas caminan entre la gente y la gente los mira con cierta falla.

 

Los poetas caminan dejando un murmullo detrás nuestro que luego es pájaro y luego un dragón de papel en llamas.

 

Los poetas caminan con una convicción rabiosa hacia un nido de palabras detrás de todas las constelaciones.

 

Los poetas caminan de espaldas porque siempre están mirando el pasado.

 

Los poetas son como dioses envidiosos aun cuando cada uno NECESARIAMENTE ve la poesía de una forma distinta.

 

Los poetas caminan por encima de todos los cielos y muy por debajo, donde viven.

 

Los poetas caminan por las paredes por una cuerda floja de caramelo.

 

Los poetas caminan soñando porque de chicos les cortaron las alas.

 

Los poetas caminan, se pisan entre ellos, caminan, se chocan, se pisan.

 

Los poetas caminan alucinando con que serán inmortalizados, porque de ellos emerge el nuevo mundo, la última moda.

 

 

 

 

 

 

Gabriela Vargas Aguirre. Guayaquil, 1984. Poeta y Diseñador Gráfico. Mención en el V Premio Nacional de Poesía Joven Ileana Espinel Cedeño 2012. Textos suyos aparecen en Cartoneras de Bolivia, Perú, Ecuador y México, En revistas digitales e impresas, nacionales e internacionales. En las memorias del Festival Internacional Desembarco Poético en los años 2012, 2013 y 2014, Bandada: Actualidad de la poesía ecuatoriana (Campaña de Lectura Eugenio Espejo, 2014). Mujeres que Hablan  (Dirección de Cultura de Pichincha 2015) Ha participado en la Feria Internacional del Libro de Guayaquil (2013), En la Feria Internacional de Libro de Quito (2012, 2015), En el VI Festival de Poesía de Lima. En el 2016 saldrá su primer poemario.

 

 

 

 

 

 

 

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