Selección de poemas de
Edgar Soliz
Poema venéreo
Trago tu sexo con unción religiosa,
bocado supremo,
pez salobre y sagrado,
alimento celeste.
Cristóbal Zapata.
I.
Trozo eyaculatorio anunciando la orilla de tu cuerpo.
Desde tu corazonada,
mi soledad es un dios sodomita que pasea su cadáver exquisito
en la demencia de este poema,
en la herida de esta lengua,
en la piel de esta nostalgia que
cohabita,
copula,
comulga
en el designio perverso de ese fuego que abraza nuestra adoración.
Paladear ese deseo fálico con la memoria encajada en el fondo bucal.
Palpita la crueldad de Antonio,
tu nombre en la vena dorsal,
el suplicio del frenillo
y los hijos que celebran su nacimiento.
Circundar la inminencia del detritus en aquella mirada.
Todo rezuma los sudores de tiempos pueriles,
se fracturan los espejos donde dibujamos nuestras erecciones,
se descascaran los recuerdos entregados a otro tiempo,
el mundo se cae en la vorágine de palabras que discurre la sangre.
Devolver a la comunión del santuario esa minúscula gota pre seminal.
Haciendo gárgaras con tus secreciones,
retiro ese vello púbico de mi paladar,
consagro la carne que se desprende del silencio.
II.
Iniciación balano – prepucial.
La mano de dios descubriendo ese secreto,
la ofrenda que anuncia esa pequeña muerte,
masturbando el decoro de su inmortalidad
hasta escupir en el rostro de la realidad y
deletrear el esmegma que te habita.
Close up pornográfico con monosílabos que se resbalan deleitosos.
Yeah yeah circuncidado en el verbo chupar embebido en sí mismo.
Comisuras impúdicas que se aventuran a los contornos de ese cuerpo.
Cuerpo amoratado que humedece sus labios mientras amplifica su voz.
Absorto, la inmensidad de ese tercer ojo me traga con la mirada,
le devuelvo la gentileza y un abismo nos hunde en la misma carne.
Un vacío que brota de ese cuerpo,
un intento fallido por escapar al oráculo,
“para prolongar la espera” dices,
y yo me siento a bordar mis penas,
con la boca llena, la mano adormecida
y ese dolorcito de veintidós años empalando mi tristeza.
In crescendo, un boceto de tu rostro antes del clímax te declara héroe nacional.
III.
Transparente, denso y desabrido.
Un talud voluptuoso desborda el tiempo contenido en la muerte,
la sangre cavernosa ahoga la piel del alba y maldice nuestros deseos.
Derramamiento de cuerpos que acomodan sus contornos mientras
guardan sus olores en el remolino de otro sueño, otra noche, otra boca.
Hijos defectuosos, fallados, bastardos pasean por el borde de mis ojos
recolectando pedazos de dioses, eructando y vomitando sus nombres,
restituyendo el único recuerdo que su padre nunca les ha otorgado.
Guardar ese semen rancio por si no regresas
y lamer tu sexo hasta hacerlo desaparecer.
Explotar junto a ese hombre pequeñito
y esperar el letargo del gran ojo.
Antonio reloaded
ANTONIO es Dios
Cesar Moro
Antonio es Dios y yo adoro cada letra de su nombre con la devoción humana de un adicto heroinómano intoxicado hasta el hartazgo por su pasión que se derrite en la cuchara mientras inhalo todo lo que queda de él y me encomiendo para perecer en su sexo y esperar en el sueño la inmensidad de su amor que él me dedica junto a un ápice de su cuerpo que devoro con la necesidad de un moribundo que busca la expiación y vuelvo a inyectármelo para sentir su fuego abrazador que me quema porque Antonio es Dios y los dioses existen en el agua como en el cielo en el aire como en la piedra y en este instante que eyacula dentro de mí todo el tiempo y los siglos de su existencia como un volcán desbordado por la lava Antonio me toma para nacer una y otra vez en mi ano mientras va moldeando su cuerpo en la roca volcánica que cede ante sus manos de Dios y queda desnudo junto a mí para sacrificar el amor que chorrea por su cuerpo como una llamarada de espíritus que me llaman para perderme en su soledad mientras voy nombrando cada herida lunar o resquicio que se asoma y descubro que su cuerpo es un vacío impenetrable hecho de otros huesos vísceras clavículas diafragmas testículos cuerpos cavernosos y tendones en los que resisto inútilmente ante su poder porque Antonio es Dios y contiene mi cuerpo mi historia mi sexo y mis deseos que sucumben ante la explanada de su ombligo para guardarme en los ojos que observan el becerro de oro que traigo y lo coloco ante él que se desmorona lentamente y sangra por esos mismos ojos el ano y el pene que discurre hasta donde no puedo observar su alma porque está a lo largo de él y en todas partes donde escribo el epitafio que Antonio escucha serenamente mientras tomo el costado de su torso y lo envuelvo entero de sí mismo para endiosar el corazón implacable que se derrama por todas partes vaciando ese mar herrumbroso donde naufraga el amor ahogado como esos dioses oscuros que cuelgan de mis testículos mientras se introducen en los ojos de Antonio y exhalan el único halito de vida que queda junto a su cabeza que huele a semen podrido y pedazo de mierda que va socavando esos traumas infantiles mientras hurga esa película muda y el instante en que Antonio Dios Todopoderoso ensaya la poética de su único deseo que corta destaza mutila violentamente y vuelve a hacerlo una y otra vez para aplacar esa borrachera licenciosa en que se convierte la pasión que embarra el amor el dolor el olor con vaselina perfumada y saliva con rastros de marihuana que es lo único que queda ante esa risita sostenida y la cara que se deshace de espanto ante el vaciamiento de todo el semen que salpica y cae como caen los pies las manos las piernas, los brazos y el tronco destazado porque Antonio es Dios y los dioses se comen en la eucaristía que nos ofrece el cuerpo como el ojo de su pene que devora mi boca hasta la saciedad junto al fuego inextinguible de su alma que perece en la devoción de mi amor
Estado de gracia
Quiero
verter
vino
en
tu
copa
mientras
te tomo
te someto
te muerdo
te corrompo
te empalmo
te destrozo
te habito
te poseo
te gozo
te ato
a mi
y
chorrea tu piel sobre mi cadáver, me despido del hedor de mi ser
y busco en el novilunio el sabor amargo de nuestros d
e
s
p
o
j
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s
Edgar Soliz Guzmán (Oruro, 1982). Escribe poesía, cuento y crónica de tema homoerótico. Mención “Concurso Municipal de Literatura Franz Tamayo”, 2012 y 2015. Mención “II Concurso Municipal de Poesía Edmundo Camargo”, 2014. Ha publicado Diccionario Marica (2014) y Eucaristicón (2015) Mención. Rojo, pobre, cholo y maricón.