La crítica literaria en los bordes: Allí donde los hombres ponen fronteras al horizonte[1].
Por Daniel Rojas Pachas
El objetivo de esta resumida presentación es priorizar algunas condiciones de trabajo de la crítica en el norte Chileno, entregar un recorrido puntual por ciertos hitos y personajes clave a fin de proporcionar al público algunas hipótesis que contextualicen y clarifiquen el rol y las precariedades que tiene dentro del mapa nacional la crítica como práctica en el extremo fronterizo de Arica hasta Atacama, y cuál es su estado de salud.
1 Geopolítica, migraciones y sujetos sometidos a la hibridez.
Me gustaría iniciar el diálogo puntualizando algunos aspectos con respecto a la frontera norte de Chile (Arica), que pueden en todo caso ser extensivos al resto de ese sector del país comprendido desde la XV región a la cuarta (incluidos pueblos intermedios) y que de cualquier modo, compañeros en el público, conocedores de la realidad del norte en general, pueden complementar, discutir o detallar con sus intervenciones en una etapa de preguntas.
El norte y su frontera constituyen una región relativamente joven (2007), de tardía anexión a Chile (1929). Lo expuesto da cuenta de factores geopolíticos que explican la extrema distancia que nos separa del centro del país y la precaria gobernabilidad sumado a la falta de políticas culturares claras y continuas. Respecto al aislamiento natural de la frontera norte, hay que mencionar que la ciudad más cercana de Chile viajando por tierra es Iquique que está a 6 horas, casi la misma distancia que hay con Arequipa (la segunda ciudad más importante del perú) y un poco menos que la que hay con la Paz. Tacna, la ciudad frontera hermana de Arica, está a media hora de viaje por carretera con un incómodo control aduanero de una hora aproximadamente. (Las distancias que median entre las ciudades del norte son insalvables). Esto sin duda afecta el flujo de materiales, el intercambio de bibliografías y condiciona la recepción crítica promoviendo una fructífera relación con los países vecinos más que con las ciudades chilenas próximas, esto incluye a Santiago.
Paradigmático resulta el intercambio intereditorial y el trabajo con revistas y editoriales del sur del Perú como Cascahuesos, Siete Culebras, Cuadernos del Sur, Hijos de la Lluvia, Dragostea y universidades como la UNSA, lo mismo ocurre con Bolivia y Ecuador. Estos países y su infraestructura literaria han permitido la publicación de textos críticos de autores chilenos del norte y la recepción crítica de obras recientes o clásicos reeditados o redescubiertos como Desiler, Welden, Alicia Galaz, Mario Bahamonde, María Monvel, Nana Gutiérrez, Mahfud Massis entre otros.
Esto se puede completar, si asumimos que el norte, particularmente Arica e Iquique son ciudades con una larga tradición de sujetos migrantes, comunidades híbridas y transculturales, afectadas duramente por discursos de homogenización y de imposición de una identidad basada en el folclore y las gestas históricas, La Guerra del Pacífico y el combate naval de Iquique por ejemplo.
Cómo afecta esta constante de migraciones a la escena literaria y la crítica, aquí algunos ejemplos. Sin ir más lejos, quien les habla, es una persona nacida en Lima, de madre peruana y padre santiaguino, radicado en Arica y uno de los principales promotores de la literatura actual de la frontera o sea un peruano-chileno levantando la industria editorial y un corpus de investigación en una ciudad Chilena, anexada al país producto de una guerra con Perú, paradójico por decirlo menos.
Juan Malebrán, es otro caso digno de destacar, un poeta y promotor cultural de la edición y la recepción crítica de la literatura chilena en Bolivia. Malebrán nacido en Alto Hospicio, es hoy una figura destacada en el país andino. Radicado en Cochabamba desde hace más de 5 años, es uno de los encargados de mARTadero, un centro cultural de gran trayectoria en Bolivia, el cual sostiene el proyecto editorial UbreAmarga. Espacio de difusión literaria y de crítica con redactores nacionales trabajando en ella. La labor de Malebrán ha establecido nodos entre La Paz, Sucre, Cochabamba y Santa Cruz con el norte Chileno, con hitos como la publicación de la serie Made in Chile realizada por la editorial Yerba Mala.
La historia del norte está llena de estos casos de doble nacionalidad o sujetos trasplantados e “infiltrados” en las comunidades por las cuales trabajan, tenemos el caso Tebaida (de 1968) que da origen a la revista del mismo nombre, generando un espacio para la crítica: Se destacan los siguientes hitos en los nueve números que llegaron a publicar (vía Nascimiento en sus últimas ediciones): Antologías del Sur del Perú, de Lima, norte de Chile y de poesía negra norteamericana, Gracias y desgracias del antipoeta escrito por Gonzalo Rojas, La visión mágica en la madera: Los gruñidos de la imagen actual y el libro como unidad artesanal - Guillermo Deisler, al paso, sobre la poesía concreta en Latinoamérica por el desaparecido escritor Ariel Santibañez.
Respecto a esta publicación y sus promotores, Soledad Bianchi en su libro La memoria : modelo para armar: Grupos literarios de la década del sesenta en Chile nos dice: “La idea no pudo concretarse en Santiago pero avanzo hacia el norte haciendo una escala en Antofagasta donde su sumaron grandes figuras del arte nacional, Don Andrés Sabella (autor de la novela Norte Grande), Luís Moreno Pozo, Guillermo Ross-Murray, Mario Bahamonde (autor de la Antología de la Poesía nortina) y el poeta visual Guillermo Deisler, completísimo artista y xilógrafo que estaría a cargo de ilustrar todas los números y completar el panorama creativo con sus publicaciones independientes, tituladas Ediciones Mimbre, las cuales fueron un trampolín de intercambio para muchos escritores de ese tiempo, difundidos a lo largo y ancho del continente".
Esto nos lleva al segundo punto.
2 Espacios de abandono y caudillismos
(Los caudillismos aunque es una situación que se procura evitar, o que a través del trabajo editorial, de crítica e investigación algunos de nosotros hemos intentado modificar en una instancia más madura de nuestra labor, es innegable que en provincias extremas que sufren de una precariedad en su infraestructura cultural, resulten necesarios en principio para movilizar a los distintos actores vinculados al fenómeno literario.
Por notoria falta de infraestructura cultural me refiero a la falta de centros culturales, librerías, ferias del libro profesionalmente constituidas y en lo que atañe a la crítica literaria y sus espacios, los inexistentes medios de prensa especializados o siquiera pequeños reductos dedicados al arte y la literatura en los medios escritos locales, asimismo hay una ausencia de escuelas superiores que promuevan la investigación y extensión pues las universidades del norte en sus respectivas facultades de letras están abocados a la pedagogía y son pocos los académicos que tienen un trabajo sostenido. Podemos nombrar como excepción a Walter Hoefler, Olga Grandón, Bernardo Guerrero, Jorge Lagos Caamaño, Oswaldo Maya y Sergio Gaitan, estos dos últimos curadores a cargo de la recuperación del legado de Andrés Sabella, cuyo aporte a la recepción crítica de la literatura nacional, lo podemos rastrear en la revista Hacia y en la columna la Linterna de Papel que sostuvo por más de 50 años, desde el 33 hasta su fallecimiento el año 89.
En fin, lo enunciado, hace del norte una gran provincia fragmentada, con una inmensa desvinculación entre la realidad literaria presente y su desarrollo, frente a los programas de estudio y la crítica académica.
Los más conocidos “mecanismos de legitimación” que operan en el centro, son escasos en este contexto por no decir nulos.
Lo expuesto, es una somera caracterización del norte extremo, Antofagasta, por su parte, claramente muestra una mayor infraestructura y oferta cultural, actualmente realizan la FILZIC año a año (Feria Internacional del libro de Zicosur –Ligada a la industria del Ferrocarril, que va por su cuarta versión), poseen un Balmaceda Arte Joven creado por Minera Escondida, y se mantiene además de una fundación en honor a Sabella, la mentada columna La Linterna de Papel en el Mercurio de Antofagasta. Mecanismos de difusión y legitimación ligados a grandes empresas y conglomerados como salta a la vista, sin embargo a la fecha no han encontrado actores que puedan a ojos del lector promedio, las instituciones educativas y la perspectiva oficial, superar la sombra de discursos fundacionales marcados por la estética de la pampa y referentes como Norte Grande del ya mencionado Sabella y las novelas de Rivera Letelier, lo cual nos lleva a otro punto importante, la estigmatización del norte al alero de una imaginario canónico que responde a ideales marcados por la homogenización a través la gesta de la minería, los tipos humanos naturalistas, la nostalgia del esplendor de comunidades endurecidas por el rigor del trabajo extractivo, los conflictos bélicos, Prat, el paisaje y su embrujo.
El problema, quiero recalcar, no es Sabella y su obra, tampoco lo es Letelier, el problema es la manipulación de estas figuras, su instrumentalización, el direccionamiento de las lecturas, el reduccionismo, los clones literarios y la invisibilización ante la crítica nacional de otras posibles interpretaciones de la realidad menos patrimoniales, más abiertas y para nada políticamente correctas. Por su parte, los llamados autores nacionales a los cuales la crítica oficial pone atención, han dejado de lado la estética de realismo mágico de Letelier o la mirada romántica que Jodorowsky tiene por Tocopilla, tomando el norte como una atmósfera a reivindicar, telón de fondo clínico para desarrollar sus novelas creando una imagen renovada de la postal de siempre a ojos del lector y crítico Santiaguino, que puede observar el contrabando, el narcotráfico, el freakerio del aislamiento en el desierto más árido del mundo, los ufólogos, la excesiva militarización y las carreteras hacia la nada como si el norte fuese el escenario para una road movie de Wes Anderson cuando el lugar habitado parece más el mundo de Mad Max. Una imagen cómoda y superficial que no establece un contacto real.
Quizá la alternativa a esto la han dado las editoriales independientes y autores como Rodrigo Ramos Bañados y Juan Podestá Barnao que han asumido una mirada territorial con obras arriesgadas como Namazu, Alto hospicio, Pop y Playa Panteón, mostrando una capacidad para establecer vínculos continentales y desde esa posición conseguir la atención de críticos nacionales y los medios locales que no han podido seguir ignorando catálogos y estéticas que irrumpen desde mediados de los noventa, profesionalizándose y en franco diálogo con propuestas anteriores como las realizadas por Mario Bahamonde y Deisler a través de su obra literaria y el trabajo crítico realizado por figuras de paso como Martín Cerda, las vanguardias Andinas representadas por Hilda Mundy, Arturo Borda, Oquendo de Amat, y Churata (Arturo Peralta) y el grupo Orkopata que tuvo diálogo en Bolivia con Pablo De Rokha y Multitud. Actualmente en Copiapó surge la revista Tierra Cultah, en Serena la editorial Bordelibre, a lo largo del norte fronterizo la Asociación de Editores de la Frontera ha generado nodos intereditoriales y el llamado corredor sur, invirtiendo los polos de distribución del libro comunicando Chile con Perú y Bolivia y desde allá al resto del continente, además hay que considerar el trabajo integrado con otras escrituras territoriales que se están sistematizando a través del colectivo los pueblos abandonados que incluye en Magallanes a Oscar Barrientos Bradasic, en el centro a Marcelo Mellado, Cristóbal Gaete y Mario Verdugo y desde el norte a Cristian Geisse, narrador y experto en la obra de Alfonso Alcade, además de quien les habla, que dirige la revista y editorial Cinosargo.
Estas figuras son señas que dan cuenta del contrabando de contenidos, caminos subterráneos y puntos de encuentro, sin embargo, estos vientos de cambio son cíclicos y por mucho que permitan pensar en un momento interesante y prolífico del norte, no hay que olvidar que todo lo mencionado son empresas particulares y por lo mismo están condicionadas en su vigencia y continuidad por los propios movimientos y motivaciones de sujetos que suelen cesar en su labor o emprender nuevas rutas de migración, retornando el norte a su condición usual, una tradición de inamovilidad.
Sintómatico resulta lo expuesto por Sabella sobre las publicaciones Hacia en una de sus últimas entrevistas: "Se iniciaron estas colecciones el año 33 y duraron hasta el 35. Luego hubo un largo vacío. Se reiniciaron en 1955 y lo que me parece a mí más bello en esta historia y en esta aventura, es que HACIA no se vende, no tiene subscriptores. Estas colecciones ya están tocando a 100 números, un record en Chile, lo que se ha reconocido públicamente. Se ha mantenido exclusivamente por mi esfuerzo personal. Yo, para tener dinero con que costear las ediciones, hasta he vendido discursos, poemas, etc, a personas que han querido darse estos lujos. Y, con los lujos ajenos, yo me he dado mi propio lujo de construir esta verdadera casa de cien ventanas que es HACIA”.
3. Hacia un nuevo mapa de integración Continental y desintegración de Chile como lo conocemos.
Después de este diagnóstico panorámico, el cual se puede profundizar y enriquecer con matices relativos a cada zona, con hitos y puntos de fuga. Podemos entender mejor el grado de consciencia que tienen los actores actuales en el norte chileno, el análisis y autocrítica que podemos hacer de nuestra realidad, y las líneas de acción que hemos procurado tomar, abandonando el llanto provinciano y aplicando lógicas distintas. Soluciones y propuestas basadas en la distribución natural del territorio, diálogos estéticos y productivos interfronterizos que superan la falta de preocupación y profesionalismo de instituciones estatales y privadas, resignificando o resemantizando discursos o prácticas, las principales ligadas al espacio, al tiempo y al flujo e intercambio de bienes, la idea de hibridez, mestizaje, tráfico y contrabando cultural, vistos peyorativamente por la oficialidad, son pensados por muchos de nosotros como actos de resistencia y resultan puntos interesantes para dar cuenta de principios rectores: La autogestión, la asociatividad, el desarrollo de corredores del libro, el invertir los núcleos de acción desde el punto en que uno se encuentra situado, el juego de la memoria sin nostalgia y romanticismo, el descreimiento y el hazlo tú mismo.
Los motivos y formas en la literatura del norte han cambiado y asumido nuevas actitudes que distan mucho del canon contemplativo del paisaje. Desde la frontera ariqueña al Desierto de Atacama pasando por Alto Hospicio y Antofagasta encontramos voces abiertas a la experimentación, al uso y explotación de metadiscursos y estrategias pansemioticas, intertextos ligados al humor, sci-fi, terror y el cruce de géneros. Es claro que esto no es nuevo en la literatura universal e incluso nacional, sin embargo, si pensamos en el norte y las publicaciones a la que estamos acostumbrados, podemos hablar de movilidad y riesgo.
En esa medida, no es menor la tarea que toca a la crítica, llamada a investigar y ampliar las fronteras impuestas por el canon, completar los vacíos de décadas en antologías críticas y tesis, y dejar de suponer desde el cómodo lugar que anticipa un estancamiento en la literatura del norte, actitud que lleva a estudiosos a aludir a perpetuidad tan solo dos o tres nombres en sus bibliografías a fin de no tener que escudriñar, descubrir y enfrentar continentes que ponen en tela de juicio sus marcos teóricos a la medida.
Valparaíso 2015
[1] El título de esta presentación hace referencia a un texto del escritor Boliviano Víctor Hugo Viscarra. Creador que supera los límites de una escritura fundacional y folclórica abriéndose a una estética que abraza el mundo urbano y decadente de La Paz, el submundo y las alteridades silenciadas a través de obras como Borracho estaba pero me acuerdo y Alcoholatum y otros drinks.
Texto leído en octubre del 2015, en el seminario de crítica El circo en llamas realizado en la Casa-Museo La Sebastiana de la Fundación Neruda.
Más información en: http://www.elcircoenllamas.cl/
Daniel Rojas Pachas (1983) Escritor, Editor y Magíster en Ciencias de la Comunicación. Reside en León-Guanajuato dedicado plenamente a la escritura y edición. Actualmente dirige la Editorial Cinosargo y la Asociación de Editores de la Frontera Es miembro fundador del Festival de poesía transfronterizo Tea Party. Ha publicado los poemarios Gramma (2009), Carne (Cohuina 2011), Soma (2012 Literal, México y 2014 Pez del Espiral) y Cristo Barroco (2012 OREM, Trujillo), el libro de ensayos Realidades Dialogantes, por el cual fue beneficiado el 2008 con el fondo nacional de fomento del libro que otorga el Consejo nacional de la Cultura y las Artes de Chile. Ha sido publicado en numerosas selecciones de poesía, se destacan la Antología Poética 2009, ediciones Jaguar de México, el libro Mi país es un Zombie (Editorial Casamanita – México 2011), Barcos sobre el agua Natal, Antología de poesía Hispanoamerica desde el siglo XXI (Leteo -España/ Literal Ediciones – México 2012) .CL “Textos de Frontera” (Universidad Alberto Hurtado Ediciones 2012) y el San Diego Poetry Annual 2014 y el libro de Crónicas urbanas Ciudad Fritanga (Editorial Bifurcaciones, 2014). Ha participado en encuentros internacionales de poesía como El Vértigo de los Aires (México 2011), el Festival de poesía Subterráneo y el programa de literatura Chilena Contemporánea en Lugar del Autor (México DF/Oaxaca 2012), El VIII Festival Internacional de poesía el Caracol Tijuana 2013, Enero en la Palabra (Cuzco, 2014) y el Festival Internacional de la Poesía de la Habana (2014), El Festival de poesía de San Cristóbal de las Casas (2015) y el V y VI Festival internacional de poesía de Lima (2014 y 2015), entre otros. Ha sido beneficiado con la beca de perfeccionamiento, modalidad apoyo a tesis de postgrado en Chile o el extranjero 2010 y 2013 del fondo del libro para sus estudios de Magister y Doctorado. El 2012, traduce el libro Morgue y otros poemas de Gottfried Benn y el 2013 la Liga de la Justicia Ediciones de Chile publica su primera novela Tremor. Su novela Random publicada el 2014 por Narrativa Punto Aparte fue ganadora de la Beca de Creación Profesional del Fondo del Libro 2014 y finalista del premio Equis de narrativa Latinoamericana. Más información en su weblog www.danielrojaspachas.blogspot.com