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Domingo de Ramos, poeta

 

<<Perú siempre será un país escindido, un país roto interiormente>>

 

 

 

Kloaka, conciencia vigilante

 

Un país como el nuestro, latinoamericano, tiene todas las caras de un país que no ha encontrado una forma de identidad, y que ha sido dislocada, fracturada y rota desde la época de la conquista española. Esta se ha cimentado y se ha jerarquizado desde la época colonial, época que siguió y sigue hasta ahora los delineamientos de un país que los criollos han jefaturado. Perú siempre será un país escindido, un país roto interiormente. Entonces, obviamente en un ambiente cultural, este hombre, este individuo se da cuenta de esta perspectiva histórica, de su devenir. Y puede cuestionar, puede decir, puede oponerse a estos designios nefastos que se tienen de las colonizaciones. Asume un nivel crítico, la lucha armada o la forma más subterránea posible, hay diversas formas en que se hace la guerrilla interna, cómo nosotros debemos luchar contra un discurso hegemónico. En el caso de Kloaka, un movimiento subterráneo que manifestó en su momento un inicio del deterioro generalizado del país y, el inicio coincidentemente histórico de la aparición de Sendero Luminoso, que marcó y definió una época. Fue un punto de quiebre, una nueva forma de entender y pensar la política peruana. Después del desastre de la guerra con Chile, no hubo otro peor que una guerra interna como la que tuvo el Estado peruano con Sendero Luminoso, y que arrastró a todos los intelectuales a la censura o autocensura, al exilio o la muerte. Kloaka se sitúa en un discurso diferente a esos dos discursos hegemónicos, del Estado y de Sendero Luminoso. Kloaka quiso ser ese discurso que decía tanto a la izquierda como la derecha que así no se hace un país, ni se alienta una esperanza. Una especie de discurso “hippie” en medio de dos guerras, por lo cual Kloaka desapareció como movimiento y organicidad de la vanguardia artística del Perú. Fuimos avasallados por el discurso hegemónico del Estado que satanizó todo lo que no fuera parte de su discurso oficial, llamando terroristas a todo el mundo, a todo quien se oponía. Y nosotros luchamos desde las formas más subyacentes para poder cuestionar los lineamientos generales de una política represiva e inhumana como la del Estado peruano.  

 

 

Destruir para construir, construir para destruir

 

Kloaka fue una búsqueda, la creación de una tercera corriente que derivó hacia el anarquismo, ya que, tanto la izquierda como la derecha nos rechazaban. No teníamos un asidero, no teníamos referentes, no teníamos respaldo político o intelectual. Nos dejaron en la puta calle. Y asumimos el anarquismo como una bandera para inmolarnos, y con esa misma bandera cambiar las cosas que estaban pasando. Kloaka no fue sino creación heroica como decía José Carlos Mariátegui. En cierta forma, se reivindicaba un espíritu dadaísta que implicaba la cultura, la escritura y la poesía.

 

 

La contradicción es la poesía

 

Mi poesía es fraccionada, mi poesía podría llamarse esquizofrénica porque es un lenguaje desocultado, un lenguaje que no tiene un discurso normativo, ni obedece a un discurso formal. Desmonto la cultura oficial en el lenguaje dado, en un canon determinado, y hago lo que quiero con eso. La poesía esquizofrénica es un todo fraccionado que tan sólo tiene coherencia interna, no es una matemática pura, es otra forma de entender que se corresponde con un espíritu fraccionado. La estética de la fragmentación, la estética del esquizofrénico hace estallar a todo el aparato y la retórica de la cultura oficial.  

 

 

  

Lima

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