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Selección de poemas de

                                               Víctor Hugo Díaz

 

HASTA QUE LA VETA SE ACABE

Cae a gotas

rodando

y llega a su máxima velocidad

después de alcanzar la cima del pómulo

Es metal de Fundición

es cobre líquido

cobre fundido

El salario justo

en un país donde no se llora en público

donde todos trabajan de dobles

pareciéndose a nadie

PARQUE SIN DIVERSIONES


Ojos vidriosos y una mirada transparente.
Haciendo todo mal, pero después de la lluvia.

 

 

Se pueden ver los aromas y tocar el color de una ciudad
que por una hora casi con sol
vuelve a ser bosque.

 

La hoja seca esperó durante meses su otoño
pero ya está de espaldas          desde anoche


caída sobre el piso de tierra en un amanecer húmedo
Piso de arena gruesa y Parque vacío
cuando ver hacia arriba es mirar el suelo


donde hay más hojas secas terminales
que el aletear violento de un pájaro aterrizando
mueve a otros sitios.


La corteza forma el rostro fome*
que identifica a las últimas palmeras
de clima templado: jubaea chilensis
(signo distintivo del Parque, su mancha:
huella digital en el mapa, el tesoro y un cuerpo)
“El cara de palo” que año tras año
se superpone al anterior
como capas de estuco y pintura


Dermis que cicatriza a la velocidad de los árboles
en este “Parque con ventanas”
donde la voz del francotirador me habla 
                                                 me apunta
                                                    pero no a mí.


Es sólo otra violenta emboscada de alas
Aplauso de palomas pobres que estalla en vuelo
desde las bolsas de basura de ayer, rotas por perros
                                             a distancia de víctima
ante la frenada del camión recolector.


…y justo hoy, un domingo… tal vez el niño.
La rueda sin fortuna que no gira
Un Parque sin diversiones
en el día más feliz de esta tristeza.

 


*Aburrido, sin encanto.

 

 

 

 

ADULTERIO


Desde el asiento trasero
verla con pareja y lúcida, es extraño

 

Ahora entiende eso de que los años
pueden parecer minutos
Ella habla de compañeros de colegio
y de amigos en común que nunca ha visto

 

Él, parece un buen tipo, llueve y lo deja justo
en la esquina que busca

 

No sabía que podía mentir tan bien
Se despiden con una rápida mirada
de helada calentura

 

La conoció el fin de semana
Mañana en la mañana se verán
a las diez

 

a esa hora, él
ya estará en el trabajo.

PARCIAL A NUBLADO


La conversación entre un cuerpo en la calle
tirado sin zapatos y un automóvil

 

no es el parabrisas roto
sino un color sospechoso en el suelo

 

No sangre ni huellas
 

Hasta de cerca no son huellas
ni marcas de neumáticos

 

Son los primeros pétalos mezclados con barro
(blanco y negro) restos de flores agiladas
flores de árboles jóvenes fáciles de cagar

 

Pétalos engañados por un clima templado falso
y pocos días de sol de baja pureza

 

Olor a pastizal recién cortado
y el ruido que hacen sus sobrevivientes

 

esos, que cuando dan el vuelto
son más lluvia y frío.

Víctor Hugo Díaz publicó su primer poemario, La comarca de senos caídos, en 1987, y al año siguiente obtuvo la primera Beca de Creación Taller Pablo Neruda. Después ha publicado varios otros libros, entre los que destaca No tocar, obra que le valió el Premio Pablo Neruda 2004. Ha recibido otras becas del Consejo Nacional del Libro y la Lectura y salió vencedor en el proyecto Escritos de Sur a Norte, Poesía de Chile en México. El poeta Víctor Hugo Díaz es uno de los nombres relevantes dentro de la llamada Generación del 87. 

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